Villa Ascasubi celebra 125 años, aunque sus orígenes se remontarían a 1662

Toma aérea de Villa Ascasubi en 1916.

Este 25 de septiembre, el pueblo cumple 125 años desde que su denominación pasó a ser Villa Ascasubi. Sin embargo, fuentes documentales testifican la existencia de una capilla y de habitantes en esta zona en 1662, por lejos, la más longeva de la región. Remodelada por Juan Francisco Rodríguez, entre 1727 y 1728 la población pasó a llamarse Capilla de Rodríguez.

El ex intendente José Alberto Suescun intentó reconstruir la Capilla.
El ex intendente José Alberto Suescun intentó reconstruir la Capilla.

La historia de Villa Ascasubi encuentra sus primeros archivos documentales en el siglo XVI, de acuerdo a una exhaustiva investigación realizada por el historiador y ex intendente de la localidad, José Alberto Suescun -ya fallecido-, aunque este 25 de septiembre la población celebra recién el 125º aniversario.

Si bien Suescun no alcanzó a publicar ningún libro aunque sí un capítulo en la recopilación En el tiempo (editada por Bellvigraf y publicada en 1998), encontró fuentes documentales de enorme trascendencia para conocer el origen de Villa Ascasubi.
Según esa información, Villa Ascasubi surge para la historia europea como Capilla de Rodríguez en la segunda mitad del siglo XVI, recostada sobre el margen sur del río Ctalamochita.
Se cuenta en los libros de historia que en 1585, una extensa área donde se ubica actualmente Villa Ascasubi fue entregada a Juan Rodríguez, un colaborador de Jerónimo Luis de Cabrera, quien había fundado Córdoba en 1573.
Décadas más tarde, uno de sus descendientes, Francisco Rodríguez Cordero, impulsaría la construcción de una capilla sobre la margen norte del por entonces caudaloso río Ctalamochita.
Los datos históricos que pudo recopilar Suescun dicen que por el 1660 ya estaba en pie esa capilla. Se supone que desde esa fecha el lugar se comenzó a denominar Capilla de Rodríguez.
 
El puente viejo fue inaugurado en la década de 1920.
El puente viejo fue inaugurado en la década de 1920.

El descubrimiento del río Tercero

En el citado libro, Suescun menciona que el descubrimiento del río Tercero por un puñado de españoles se realizó al mando de Francisco César, en 1528. La expedición de César fue penetrando por el río de la Plata, Paraná y Carcarañá, hasta arribar al río Tercero. Tres de sus expedicionarios desaparecieron, dos murieron y uno retornó al Alto Perú.
En 1545, una fuerte columna española, a las órdenes del capitán Francisco Mendoza, arribó a la margen izquierda de un gran río, que bautizaron Amazonas (hoy Tercero). Diego de Rojas había explorado la región en 1542, pero murió en un encuentro con los indios en Santiago del Estero, según Suescun, motivo por el cual asumió su lugar el capitán Mendoza.
“Mendoza llevó a sus compañeros hasta ese río Amazonas, donde levantaron un Asiento Real o Pucará, designado después Malaventura, situado cerca de las nacientes”, agrega el historiador en la obra. “Desde ese lugar, el capitán resolvió salir a explorar al este hasta el río de la Plata (Paraná) en busca de los españoles”, añade luego.
En el Real, Mendoza dejó a 70 de sus soldados al mando del capitán Nicolás Heredia y, con un centenar de hombres, cruzó la costa sur del río Tercero y avanzó 400 kilómetros, por donde más tarde se alzarían Villa María, Cárcano, Fraile Muerto (hoy Bell Ville), Tres Cruces y Saladillo. A la vera de Cruz Alta, entró en el actual territorio de la provincia de Santa Fe y, siguiendo el Carcarañá, enderezó hasta los cañadones del río Paraná y acampó en el Fuerte Sancti Spíritu. Mientras duró su ausencia, los comechingones, en 30 días, asaltaron cuatro veces el reducto del Real. Los 70 defensores no tuvieron hora de descanso para contener a los aborígenes, motivo por el cual, ante tanta desesperación, designaron al lugar Malaventura.
Monumento al fundador de Córdoba Jerónimo Luis de Cabrera.
Monumento al fundador de Córdoba Jerónimo Luis de Cabrera.

La fundación de Córdoba

Posteriormente, el 20 de septiembre de 1571, Jerónimo Luis de Cabrera fue designado “Gobernador y capitán general de las provincias de Tucumán, Juríes y Diaguitas por don Francisco de Toledo, virrey del Perú”, y tomó posesión de su cargo el 17 de julio de 1572. “La misión era poblar y fundar en el valle de Salta, en la parte y lugar que le pareciere mejor convenir, un pueblo de españoles”, prosigue Suescun. Jerónimo Luis de Cabrera emprendió viaje al sur y llegó a las márgenes del río Suquía el 24 de junio de 1573 y lo denominó río San Juan, por haberlo conocido el día de San Juan. “No obstante, en el acta de fundación dice río Suquía”, estipula el historiador.
La ciudad de Córdoba fue fundada el 6 de julio de 1573 por el mismo Jerónimo Luis de Cabrera, quien luego emprendió una expedición con 40 soldados hacia el Paraná, pasando por este territorio, porque tenía anuencia del rey Felipe de España para fundar poblaciones hasta el Paraná. En septiembre, fundó sobre el emplazamiento de Sancti Spíritu el puerto de San Luis de Córdoba, donde chocó con la expedición naviera de Juan de Garay, que venía remontando el Paraná para fundar un puerto. Tras este cruce, Garay fundó el 15 de noviembre de 1573 el Puerto de Santa Fe, retornó al sudeste y fundó la ciudad de Buenos Aires por segunda vez. En tanto, Cabrera retornó al oeste y refundó la ciudad de Córdoba.

Escudo de Córdoba.
Escudo de Córdoba.

Posteriormente, Cabrera firmaría tres decretos con los cuales funda el libro de merced de tierras, le asegura tierras o lotes a sus soldados en Córdoba y crea el escudo de Córdoba.

El Arco de Córdoba, símbolo del ingreso sur a la ciudad.
El Arco de Córdoba, símbolo del ingreso sur a la ciudad.

En 1585 se le concedió merced de tierras a Juan Rodríguez y en 1628, por Cédula Real, se crea la primera aduana seca en Pampayasta (Yucat).

El historiador Raymundo Chaulot, en su artículo Capilla de Rodríguez es un símbolo de fe y muestra de la acción de los conquistadores, afirma: “El puerto de Buenos Aires, centro de las comunicaciones marítimas con España, determina el abandono definitivo del puerto de San Luis y la comunicación terrestre con el camino de la costa del río Tercero que, a su vez, se ramifica para Chile, Córdoba y Tucumán y sobre el que en 1628, establecióse la aduana seca de Córdoba sobre el paso Coronado en Pampayasta”. De esta forma, se podía apreciar “la gran importancia del río Tercero dentro de los principales acontecimientos de la conquista y de la ocupación, por ambas corrientes del río de Solís y del Perú, que dicha arteria ha conservado durante la colonia y se ha perpetuado hasta hoy dentro de la relatividad de los progresos nacionales”, de acuerdo a Chaulot.
Imagen de la Capilla de Rodríguez a principios del siglo XX.
Imagen de la Capilla de Rodríguez a principios del siglo XX.

La primera Capilla de Rodríguez

“En 1660 se habría construido la primera Capilla de Rodríguez, no se cuenta con fecha cierta, pero sí tenemos documentos que dicen que el primer párroco de dicha capilla fue Francisco Benegas, que asumió en 1662 y estuvo hasta 1683”, escribe Suescun.
Tras 11 años sin cura, en 1694 fue designado el padre Antonio Vélez y Herrera, que ejerció hasta 1723. Tras esta fecha, los historiadores coinciden en que la capilla debe haber sido destruida por los indios.
Suescun añoraba construir una réplica de la Capilla de Rodríguez.
Suescun añoraba construir una réplica de la Capilla de Rodríguez.

La reconstrucción

El 21 de noviembre de 1678, se le concede merced de tierras al sargento Bartolomé Rodríguez en el lugar que los aborígenes llamaban Pugio y Choe.
En 1699, el obispo de Tucumán, Fray Manuel Mercadillo, se dirige al soberano por carta fechada desde Córdoba solicitando la división del curato de los ríos Tercero y Cuarto (cuyo asiento era entonces La Cruz de Calamuchita), la provisión de más sacerdotes y la fundación de capillas y pueblos.
En 1728, siempre siguiendo la obra publicada por Suescun, el obispo diocesano Juan Sarricolea y Olea autorizó a Juan Francisco Rodríguez a levantar nuevamente sobre la banda norte del río Tercero, en los mismos cimientos de la anterior capilla, la nueva, dedicada a Nuestra Señora de la Concepción. Comprendía: por el poniente, El Salto del río en el carril de las tropas que iban a Mendoza y Chile; por el naciente, la casa del teniente Sánchez (hoy Villa María y Villa Nueva), que comprende la extensión de 18 leguas sobre la costa del río quedando por anexos al norte la cañada del gobernador y la capilla de los puestos de Ferreyra; y por el sur, la cañada de Lucas y la Capilla de Punta del Agua, distante una de otra 12 leguas de la Parroquia.
En 1730 asumió como cura de la Parroquia de Capilla de Rodríguez Antonio Suárez de Cabrera, quien se mantuvo en el lugar hasta 1745.
A mediados de 1772, el Curato de Río Tercero fue dividido por la creación del Curato del Tercero Arriba, que tenía como sede a Capilla de Rodríguez y como patrona a la Inmaculada Concepción.
En 1777, 32 años después de la partida de Antonio Suárez de Cabrera, asume un nuevo párroco: Domingo Guerrero, quien estuvo hasta 1784. Durante su administración, se anotaron las partidas de nacimiento, matrimonios y defunciones que aún se conservan en esta Parroquia.
El único cementerio que existía en esta amplia región era alrededor de Capilla de Rodríguez, donde no existían nichos ni panteones. Al párroco Guerrero lo sucedieron Juan Francisco Crisma (1784-1788), Tomás Antonio Ferreyra (1788-1793), José Roque Baigorrí (1793-1803) y José Arrascaeta (1803-1805).
Acto masivo en la plaza central, 9 de Julio de 1920.
Acto masivo en la plaza central, 9 de Julio de 1920.

Benito Lascano y la población

Según cita Suescun, Monseñor Pablo de Cabrera, en su historia de Córdoba, afirma que el Presbítero Benito Lascano, que asumió en 1805 (estuvo hasta 1809), “realizó una expedición a las tolderías de indios ranqueles, de donde trajo a Concepción Vera, cautiva del Azul, y varias familias indígenas que ubicó como a cinco cuadras al oeste de Capilla de Rodríguez. Al poco tiempo, esos indios fueron atacados por la viruela y murieron todos, excepto la hija de Concepción Vera, casada con el cacique Benavídez, y sus ocho hijos; posteriormente, Benito Lascano realizó nuevas incursiones y, con 50 familias de indios convertidos al catolicismo, fundó la población de Capilla de Rodríguez en torno a la Capilla de la Inmaculada Concepción”. A Benito Lascano lo sucedieron Victorino Lascano (1809-1815) y Francisco Javier Ibarra (1815-1816).
El sello de Viera
El párroco Pedro Isidoro Viera (1817-1831) rehizo el 1º de julio de 1820 el libro de matrimonios destruido por enemigos del orden llamados montoneros. Durante su gestión, además, se cumplió el primer centenario de la creación de la Capilla de Rodríguez.
General José María Paz.
General José María Paz.

Escuela primaria en Pampayasta

El general José María Paz creó la primera escuela primaria en Pampayasta en 1828. El historiador Chaulot explica que ese tipo de actitudes no era de extrañar en los hombres de aquella época. “Maestro de profundas convicciones, sostiene solo y con grandes sacrificios, durante varios años, el pabellón de la escuela en Tercero Arriba”, menciona en su artículo.
Imagen de la Parroquia Inmaculada Concepción a principios del siglo XX.
Imagen de la Parroquia Inmaculada Concepción a principios del siglo XX.

La Capilla, en ruinas

En 1888, Marcos Molina se hace cargo de la capilla, que se hallaba en estado ruinoso.
Suescun cita nuevamente a Chaulot: “Una comisión prestigiada por el párroco, el doctor Tomás Garzón y don Dolores Vergara encara la construcción de una iglesia y comienza a arbitrar los fondos”.
Y continúa: “Cooperaron todos los vecinos, unos dieron los terrenos, otros contribuyeron con especies y dinero. Duró seis años la edificación diciéndose misa en la sacristía, desde 1893, hasta que se inauguró el templo en 1898, siendo todavía cura don Marcos Molina”.
El cambio de denominación
En 1889, el gobernador de Córdoba, Marcos Juárez, por decreto del 25 de septiembre, cambió el nombre del pueblo de Capilla de Rodríguez por el de Villa Ascasubi, en homenaje al poeta y militar Coronel Hilario Ascasubi. Los terrenos donde fue emplazado el nuevo pueblo fueron donados por don Doroteo Agüero, don Antonio Branca y Facundo Ortiz. El ingeniero agrimensor Nicolás Fernández Ponce fue quien actuó en la delimitación de estos terrenos.
En el libro Centenario de Villa Ascasubi, publicado en 1989, el ya fallecido escritor José Amaya señala: “De este cambio de nombre de un pueblo que tenía más de 200 años, nos preguntamos: ¿fue justicia? ¿Fue política? ¿Acaso don Hilario Ascasubi hizo algo en este pueblo que justificara dicho cambio? Queda a consideración del lector la actitud tomada por el gobernador”.
Vista de la Parroquia Inmaculada Concepción, antes de la restauración.
Vista de la Parroquia Inmaculada Concepción, antes de la restauración.

La decadencia de la capilla

En 1893 comenzaría la construcción del nuevo templo parroquial, inaugurado en 1898. “Pero le faltaban el piso, el revoque y el campanario, por lo que definitivamente se finalizó en 1901″, expresó Suescun en una nota publicada por Tribuna el 20 de septiembre de 2003.
Cuando en 1910 se inauguró la casa parroquial en la nueva iglesia, la Capilla de Rodríguez quedó abandonada. No se conoce en qué década del siglo XX esa capilla fue destruida ya no por malones de aborígenes, sino por habitantes del pueblo que usaron sus ladrillos para levantar sus viviendas.
Vista interior de la Iglesia tras las refacciones.
Vista interior de la Iglesia tras las refacciones.

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